
Recent Posts
Categories
- Eventos (1)
- Musica (1)
- Prensa (38)
- Proyectos (4)
- Tips musicales (12)
- Uncategorized (1)
- Videos (2)
Diario El Carabobeño / Revista Paréntesis |
Edición del Domingo 24 de Junio de 2007 |
Prisca Teresa Broggi Fotos: Luis Crespo Maquillaje: Romer Ravelo Vestuario: Kowalski Narducci “Yo quería que tocaras conmigo, me metí en tu página de internet para conocer más de tu trabajo”. Palabras más, palabras menos fue lo que el salsero puertorriqueño Gilberto Santa Rosa le dijo a Prisca Dávila cuando ésta lo acompañó en julio 2006, durante su presentación en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño. Ella por su parte, en la actualidad, se lleva las manos a la cabeza cuando le hablan del reggaeton. “No, nunca. Esa es una música demasiado básica. Si voy a una fiesta y la ponen, que no dure más de dos minutos, porque la letra es fea y ordinaria, y además, a mí no me gusta que me digan perrita”. La pianista venezolana Prisca Okarina Dávila está clara que, al menos por ahora, no piensa ponerse a perrear ni a sandunguear, porque su propuesta musical es algo distinto, que en la práctica podría comparársele con el trabajo de Rafael “Pollo” Brito o de Huáscar Barradas, tan sólo por lo variado de sus fusiones y por destacar la música venezolana tradicional, adaptada a los nuevos tiempos. Esta caraqueña que parece llevar su vida artística bien organizada en una agenda, lleva el nombre de una santa, Santa Prisca, gracias también a su abuela paterna quien lleva el nombre. Ésta es una característica general en su familia, pues su hermana menor se llama como su abuela materna. Y precisamente su talento viene de casa. Sus padres, arquitectos de profesión, le han dedicado buena parte de la vida al arte en casi todas sus expresiones, enfocados eso sí, en la música como centro de reuniones familiares y con amigos. “Me influenció que en mi casa las visitas de artistas son comunes. Ilan Chester es muy amigo de mi papá, él componía en mi casa temas importantes de su carrera como “Es verdad”. Muchos de los arreglistas, artistas y escultores reconocidos, frecuentaban mi casa”, dice. Con sencillez habla de las grabaciones donde ella se metía entre todas aquellas personalidades, tomaba un micrófono y cantaba como la estrella de su casa. Ella comenzó su carrera musical a los 5 años cuando entró a la escuela Rítmica Dalcroze, dirigida en ese momento por María Luisa Stopello. Hasta los 8 años estuvo en esa institución, cuya formación complementaba solita con la escritura de poesías, tanto así que su papá le publicó un libro de poesías y la registró en la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela. Pequeña aún, tocaba la flauta dulce y la marimba, pero con el paso del tiempo y bajo la tutela de María Auxiliadora Díaz, obtuvo el título de Profesora Ejecutante de Piano en julio de 2001, para luego convertirse en Profesora Ejecutante de Canto Lírico. Paralelo a eso, se formó junto a Gerry Weil, amigo de su casa, de quien se considera fiel discípula y quien se ha involucrado en sus producciones discográficas. Piano Jazz Venezolano (2003), Estoy aquí (2005) y su más reciente Piano en Canto Venezolano (2007), son las placas discográficas que han registrado su labor conjugando el jazz, lo académico y lo venezolano, en medio de un gusto amplísimo por la música. Ella puede escuchar en un mismo día piezas del maestro Aldemaro Romero, de Ensamble Gurrufío, de Ilan Chester. Sus gustos van desde lo brasileño hasta lo africano, sin olvidar la academia. En tierras galas Prisca Dávila se paseó por Francia para presentarse en el club “La Space Julián”, ubicado en la ciudad de Marsella en un evento llamado “La fiesta latina”, donde actuaron varios grupos que representaban los estilos musicales de diferentes países latinoamericanos y la criolla hizo lo propio con los ritmos de su tierra. También el club “Pele mele”, un local histórico y de mucha tradición para el jazz en Francia. Con ella actuó el percusionista venezolano radicado en Francia, Néstor Sanz y el bajista argentino Juan Cruz. “En Francia adoran la cultura latina, bailan salsa, hablan español… la gente se volvió loca, aplaudieron el Pikirillo porque para ellos es una música muy novedosa… Ahí había músicos africanos que viven en París y uno de ellos me dijo que quiere que toque en su disco”, comenta. ¿Cuál es la inspiración de “Piano en Canto Venezolano? Es un disco donde estoy cantando durante toda la grabación; hago el piano y voz, y por primera vez son canciones venezolanas muy representativas de cada lugar, con temas como “Lucerito”, “Zumba que Zumba”. Hay canciones del llano, de Caracas, de Maracaibo. Es la primera vez que hago eso, porque antes mostraba canciones mías, de Gerry Weil, de mi papá y ahora interpreto hitos de la música venezolana y compositores. Trabajé con el mismo productor que hizo los cancioneros de Ilan. ¿Qué es el Pikirillo? Ese tema es un pajarillo que hice hace un par de años y está en mi segundo disco. Es un pajarillo contemporáneo y se llama así porque me dicen Piki en mi casa, entonces es un juego de palabras. La letra la hizo mi papá y la música la hice yo. ¿Tienes planes o propuestas de dar clases de piano? Fui profesora del conservatorio por 4 años y el año pasado lo dejé porque son muchas actividades y además ese conservatorio era en La Guaira, pero se me complicó mucho. Todas las mañanas estudio piano, canto, tengo clases de inglés y organizo la parte de los conciertos y todo lo que viene aparte de lo musical. ¿Qué tal tu experiencia con el cantante Rafael? Con Rafael yo fui quien hizo la parte venezolana, cuando apenas sacaba mi primer disco y eso fue algo fuerte porque no te van a ver a ti, y de eso hay que estar claros. Pero al público le gustó mi trabajo. A él lo conocí y es muy chévere; todo un artista. ¿Y con Gilberto Santa Rosa? El año pasado, Santa Rosa estaba buscando una mujer joven pianista para que tocara con él “Para Vivir”. Fuimos dos pianistas y fue muy lindo lo ocurrido en el Teatro Teresa Carreño. Sacaron los pianos de cola, de gala… él me dijo: te estaba buscando, hasta me metí en tu página, yo quería que tocaras conmigo” y yo me quedé derretida (risas). Lo nuevo Piano en Canto Venezolano contiene 12 temas, entre ellos, versiones de los más destacados compositores de la música venezolana como Simón Díaz, Aldemaro Romero, Otilio Galíndez y Juan Vicente Torrealba. Contó con los arreglos y la producción de William Sigismondi, conocido por sus trabajos con los cancioneros de Ilan Chester. Participaron en la grabación algunos de los más destacados nombres de la escena musical venezolana de la actualidad, encabezados por el versátil contrabajista Roberto Koch (Bak Trío, Pablo Gil, Andrés Briceño). También dejaron su huella el experimentado y renombrado percusionista Alexander Livinalli, Rodner Padilla en el bajo eléctrico, Gerardo López en la batería y su padre, Eduardo Dávila, en la flauta. Para darle mayor profundidad al aspecto vocal contó con el trabajo en los coros del propio William Sigismondi y nada menos que con Bárbara Frómeta, hija del recordado maestro Billo Frómeta. Destacan “Montilla”, un golpe larense que cobra mayor intensidad gracias al enérgico trabajo vocal acompañado por un ritmo de piano directo y lleno de fuerza; “Carretera” del maestro Aldemaro Romero, que adquiere un toque de sabor brasileño, tanto por la forma de cantar de Prisca como por la ejecución musical y la versión de “Desilusión”, original del maestro Juan Vicente Torrealba. “Pasaje del olvido” de Simón Díaz, donde la voz de Prisca cobra un rol protagónico, la alegría de “Zumba que Zumba”, una pieza clásica del folclor venezolano que gracias a los nuevos arreglos cobró mucha más vitalidad y “Joropordiós”, un corte compuesto por el propio Sigismondi en el que se evidencia el virtuosismo de la pianista. Prisca es también licenciada en Historia, y tiene entre sus planes tener varias presentaciones en Santo Domingo, República Dominicana, Sao Paulo y Río de Janeiro, dos de las principales ciudades de Brasil, como parte de la promoción de este nuevo material. |